Este proyecto de diseño nació del deseo de una familia joven de tres integrantes que buscaba algo más que una simple renovación: querían un hogar que fortaleciera su conexión y les regalara momentos de disfrute compartido.

La transformación se logró a través de gestos sencillos pero llenos de significado. Se renovó el revestimiento de la pared posterior y se reubicó la mesa, creando una circulación más fluida y una disposición que invita al encuentro diario. Los tonos claros aportan luz y amplitud, mientras que las cortinas, instaladas de techo a suelo, realzan la sensación de altura y envuelven el espacio en una atmósfera ligera y armónica.

El resultado es un ambiente que no solo se habita, sino que se vive en familia: un lugar diseñado para compartir risas, conversaciones y esos pequeños instantes que hacen del hogar un refugio único.