En el diseño sensorial, cada elemento de un espacio está cuidadosamente pensado para interactuar con nuestros sentidos, como la vista, el tacto, el olfato y el oído. Crear entornos que estimulen los sentidos de manera armoniosa no solo mejora nuestro bienestar, sino que también nos permite experimentar una mayor conexión con el entorno. que nos rodea. Integrar estos aspectos en el diseño, podemos transformar nuestros hogares en lugares de calma, equilibrio y plenitud.