¿ Cómo la decoración puede impactar en tu estado de ánimo?

12 de mayo, 2024

¿ Cómo la decoración puede impactar en tu estado de ánimo?

¿ Sabías que con pequeños cambios en tu hogar puedes hacer una gran diferencia en tu vida y salud diaria?

La decoración de tu hogar puede tener un impacto profundo en tu estado de ánimo, y muchas veces ni siquiera te das cuenta. ¿Alguna vez has entrado en una habitación desordenada y te has sentido instantáneamente estresadx? ¿O has experimentado una sensación de paz al estar rodeado de elementos naturales y colores suaves? La verdad es que tu entorno físico puede afectar tu bienestar emocional más de lo que imaginas.

Malas vibras

Imagina un hogar donde cada habitación está abarrotada de objetos, desde muebles hasta recuerdos acumulados durante años. Montañas de ropa por planchar, papeles amontonados sobre la mesa y juguetes esparcidos por el suelo. No hay un lugar para descansar la vista que no esté invadido por el caos.

 
La paleta de colores es sombría y poco inspiradora: tonos oscuros y apagados que absorben la luz en lugar de reflejarla. Las paredes están cubiertas de manchas y grietas, reflejando una falta de cuidado y atención. La iluminación es escasa y artificial, con bombillas que emiten una luz fría y poco acogedora.

El desorden y la falta de organización crean una sensación de caos mental que afecta a todos los habitantes de la casa. La falta de espacio para moverse libremente y la acumulación de objetos generan una sensación de agobio constante.

 

Este hogar es un reflejo de un estado mental negativo. El desorden, la oscuridad y la falta de armonía en la decoración contribuyen a un ambiente opresivo que afecta el bienestar emocional de quienes viven o pasan por allí.

¿ Te has sentido irritado y estresado en algún espacio con estas características?

¡ Lee esta historia que te voy a contar!

Durante mi estadía en Barcelona, me vi en la necesidad de compartir piso, ya sabes cómo es la vida en esta ciudad, ¡todo es tan caro! Y para una extranjera como yo, que recién empezaba su aventura por Europa, vivir sola era un sueño un poco lejano. Así que terminé compartiendo en un piso de planta baja, muy pequeño, a solo una manzana de la majestuosa Sagrada Familia.

 

Pero déjame decirte, este lugar no era precisamente un espacio maravilloso. Sin luz natural, las habitaciones daban al oscuro pasillo del bloque, ¡casi como una ratonera! ¿Cómo podían permitir que convirtieran estos espacios en viviendas? ¡Era indignante!

 

El piso tenía tres habitaciones, dos de las cuales eran tan pequeñas que sus «ventanas» apenas dejaban pasar luz que provenía del gran pasillo cerrado de acceso al edificio. Y la tercera habitación, que era la mía, no tenía directamente una ventana digna, solo una abertura diminuta muy cerca del falso techo. No solo que era un show para llegar, sino que no se podía ni abrir cómodamente.

 

Imagina, que no sabía cómo estaba el clima afuera hasta que salía de casa. Era como vivir en un mundo aparte, desconectado de la realidad. Pasé casi un año en ese lugar, especialmente durante la pandemia. El alquiler era barato, pero el precio que pagaba en calidad de vida era alto.

Recuerdo que el edificio tenía una terraza con un letrero gigante que amenazaba con desalojar a quien la usara que no fuera para colgar ropa. Pero durante la pandemia, esa terraza se convirtió en mi refugio. Aunque nunca nadie me llamo la atención, podía sentir el sol en mi piel y respirar un poco de aire fresco mientras leía o escuchaba música.

 

Fue un año agobiante, viviendo en la oscuridad y la claustrofobia. Todo parecía negativo, pero hubo algo bueno: en los días soleados antes de la pandemia, salía con mis amigos y disfrutaba del aire libre, con la esperanza de no tener que regresar a esa prisión.

 

Cuando finalmente levantaron las restricciones y pudimos salir, lo primero que hice fue buscar un nuevo lugar para vivir. Necesitaba ventanas reales, necesitaba sentir el aire y ver el cielo antes de empezar mi día. Esa experiencia me enseñó a valorar lo más básico: la luz y el aire fresco en mi hogar.

 

Con esta historia quiero comentarte que sé, a ciencia cierta lo perjudicial que es vivir en espacios que no cumplen nuestras expectativas de bienestar, que a veces ni nos damos cuenta y nos mantenemos en este lodo espeso sin poder salir.

 

Hoy en día vivo en un hogar que lo he convertido en mi espacio vital, que me llena de energía y ganas de volver a ella todos los días. Pero de este espacio ya te contaré más adelante.

 

Hoy me gustaría dejarte por escrito algunos consejos que espero que te sean de utilidad, para hacer de tu hogar, un espacio lleno de belleza y armonía o por lo menos alentarte a que lo intentes poco a poco.

 

Claves para lograr el bienestar en tu hogar

Un hogar diseñado para el bienestar de sus habitantes debe tener una serie de características que promuevan la comodidad, la salud y la felicidad. Aquí hay algunas de ellas:

  • Luz natural: esencial para el bienestar. Un hogar que permite la entrada de luz del sol contribuye a elevar el estado de ánimo, mejorar la concentración y regular el ciclo de sueño.

 
  • Colores y materiales adecuados: Los colores suaves y naturales pueden crear un ambiente tranquilo y relajante, mientras que los materiales naturales como la madera, la piedra y el mimbre pueden conectar a los habitantes con la naturaleza y promover una sensación de calidez y bienestar.
 
  • Organización y orden: Un hogar organizado y ordenado reduce el estrés y la ansiedad. Espacios de almacenamiento adecuados y sistemas de organización eficientes ayudan a mantener todo en su lugar y facilitan la limpieza y el mantenimiento del hogar.

  • Conexión con la naturaleza: Tener elementos naturales dentro del hogar, como plantas, fuentes de agua o vistas al aire libre, puede mejorar el estado de ánimo y reducir el estrés. Además, contar con espacios al aire libre como patios, balcones o terrazas permite disfrutar de la naturaleza desde la comodidad del hogar.

  • Zonas de descanso y relajación: Espacios dedicados al descanso y la relajación, como un dormitorio confortable, un rincón de lectura acogedor o una sala de estar tranquila, son fundamentales para recargar energías y reducir el estrés.

  • Aire limpio y saludable: La calidad del aire interior es crucial para la salud. Un sistema de ventilación adecuado, la presencia de plantas purificadoras de aire y la ausencia de contaminantes nocivos garantizan un ambiente interior saludable.

  • Personalización y sentido de pertenencia: Tu casa es como tu mural de vida. Puedes pintarla con tus colores favoritos, llenarla con tus cosas especiales y hacerla realmente tuya. Fotos de momentos felices, aquel recuerdo que compraste en tus vacaciones, el cuadro que pintaste por primera vez o incluso ese objeto que te regaló esa persona especial, de esta manera creas un espacio con tu personalidad y que te hace sentir genial cada vez que estás en él.

¡Recuerda siempre que tu hogar es mucho más que cuatro paredes y un techo! Es tu refugio, tu lugar para recargar energías y ser completamente tú. Así que no tengas miedo de hacer los cambios que creas necesarios, anímate a probar y si no te cuadra esa idea, vuelve a intentarlo.

 

Haz que cada rincón brille con tu propia chispa, porque cuando lo haces, transformas tu hogar en un espacio donde la felicidad y la tranquilidad se entrelazan.

 

¡Haz que tu hogar sea un reflejo de quién eres y encuentra la alegría en cada detalle!

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